Mandame una postal o el querubin dispara

miércoles, junio 21, 2006

Los aborígenes y la ciudad

Si uno pasea por el centro de la ciudad, puede cruzarse de vez en cuando con algunos aborígenes australianos. Hay muy pocos, ya que a la mayoría no les gusta vivir en ciudades, y prefieren quedarse en las reservas que hay distribuidas por el país, que están restringidas a los occidentales. Entre otras cosas, en las reservas han montado cooperativas donde trabajan la madera y también pintan cuadros con motivos tradicionales, realizando bonitas artesanías u obras de arte que luego distribuyen para que se vendan en las ciudades, fundamentalmente a compradores extranjeros. He estado en una de esas galerías donde exponen y venden arte aborigen y hay cosas realmente interesantes, didgeridoos, boomerangs decorados, lienzos y algunos otros rudimentos para la caza o la música. No me iré de aquí sin uno de esos boomerangs. Y quien sabe si no me llevaré también un didgeridoo, fabricados, por cierto, con troncos de eucalipto (gum tree) previamente vaciados por las termitas magnéticas.

Así, los nativos que se ven en las ciudades están -casi todos- alcoholizados y viven al margen de la sociedad. A diferencia de las otras minorías que viven en Adelaida (asiáticos sobre todo, desde Sri Lanka a Japón) no hay mucho mestizaje entre los aborígenes y los occidentales.