Mandame una postal o el querubin dispara

jueves, junio 29, 2006

El penalti y el cráneo de la hiena

El lunes por la noche estuve viendo el partido del Mundial disputado entre Italia y Australia. Había quedado con cuatro compañeros de laboratorio: Andrew, Taki, Luke y un emigrante polaco que lleva diez años viviendo aquí y cuyo nombre no recuerdo. Los padres de Andrew estaban de viaje y tenía que cuidar su casa así que aprovechamos para quedarnos todos a dormir porque a partir de las doce de la noche no hay trenes que nos puedan llevar a nuestras casas en los suburbios. Aunque no me interesa el fútbol, el plan de cenar unas pizzas y tomar unas cervezas sonaba muy bien, al fin y al cabo se trata de un Mundial. Así que ahí estuve con el corazón dividido entre los socceroos (así llaman aquí a sus jugadores) y los italianos. Puestos a elegir entre once tipos rubios o pelirrojos y once paisanos morenos, con la misma cara de mala leche que los españoles, me sentía más identificado con los bambinos mediterráneos. Al final, Italia ganó de penalti más que dudoso en el último minuto. Una victoria sin gloria. Y mucha gente aquí dejará -por fin- de trasnochar para ver los partidos de su selección.

En los prolegómenos del partido, además de beber cerveza (excelente por cierto la Coopers y también una que fabricaba Taki en casa artesanalmente: tres meses de fermentación, primero en el bidón y luego en la botella de vidrio. El tio le ha cogido el truco y fabrica unas cervezas realmente buenas) decía que aparte de la cerveza, nos entreteníamos jugando a… adivina de quién este cráneo: el padre de Andrew es profesor de anatomía y tenía en casa una colección muy interesante de cráneos de toda clase de animales, recogidos en viajes por todo el mundo, así que seleccionó unos cuántos y nosotros intentabamos aproximarnos a la especie. Por los dientes se puede saber si es roedor, carnívoro, herbívoro. Por la forma del maxilar inferior y el paladar distinguimos a los marsupiales de los otros mamíferos. Y a partir de ahí se trata de deducir por el tamaño de los ojos y la forma y tamaño del cráneo qué puede ser. A veces nos daba pistas: africano, europeo, endémico de Australia, arborícola. Y yo me decía ¡anda tú! ¿será esto lo que llaman un entorno intelectualmente estimulante?. Y es que no hay color: los hooligans ingleses destrozando cabinas telefónicas en Benidorm y aquí, la pandilla cosmopolita (ozzies, japonés, polaco, español) jugando a anatomía comparada.
Os ahorraré el chiste fácil sobre esta última frase.